EN Karrantza pues

Este es un blog de relatos, poemas y textos mios.

martes, 22 de diciembre de 2009

La luna en un cuévano

Laredo desde el Puntal. Mis dunas, mis pinceles y yo.



De niña iba a diario a la plaza del Mercado. Siento todavía la mano fuerte y protectora de mi madre, apretando. Había mujerucas con el carpancho a la cabeza, que venían de sus huertas, con alubias, puerros, hortalizas...había " panchoneras" que traían pescado fresco en el carpancho. Venían del muelle dónde acababa de atracar el barco del marido, del hijo, del hermano...el sol destellaba en el pescado fresco, vivo, coleando aún.
Mi madre me contaba que mi abuela vendió fruta en esta plaza. Mis ojos infantiles miraban a aquellas mujeres, algunas ya entradas en años, con una pesada carga en la cabeza; andaban rápidas, seguras, las manos en la cintura y la sonrisa en la boca...
En aquel eucaliptal dónde vivió mi madre su niñez y juventud, había una huerta. Una huerta cerca del mar. Mi madre y mi abuela esperaban en la playa, en " el puntal" a la barca de Maurilio, para vender su mercancía en el pueblo vecino.
Era bello y duro. Como meter la luna en un cuévano.

jueves, 17 de diciembre de 2009

UN POEMA

Para abrir el cofre lleno de doblones de oro,
pronuncié las palabras mágicas:
" Botella de ron´
Goleta,
Pirata con pata de palo,
Filibustero
Catalejo de bronce
Grumete
Mapa de una isla desconocida
Brújula
Tonel con manzanas
Bribón, Chalupa, Conchas..."

Se abrió el cofre.
Arriba el cielo inmenso, el ancho mar me rodeaba sin límites.
Cogí un puñado de monedas
y las lancé al aire
Algunas cayeron sobre cubierta,
otras al mar infinito
! Brillaban al estrellarse contra el océano!
No hay nada como pronunciar las palabras mágicas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Blog de relatos. " En karrantza,pues"

Había de todo. En aquella tienda-bar del remoto valle vasco y situado al borde de la carretera y lejos del pueblo más cercano, estaba " el corte inglés". Así llamaban los vecinos del lugar a la tienda de Mercedes, que se arropaba de la humedad y del frío con una gruesa toquilla de lana. Mercedes había vendido de todo: botas altas de goma, zapatillas confortables para casa,cazuelas, orinales, cestas de mimbre, cerillas, sacos de patatas, aguja e hilo. En ese pequeño cubículo cabía de todo. Desde lo más grande a lo más ínfimo. Todo el espacio estaba repleto de objetos que se agolpaban los unos con los otros y daban al local cierto encanto. Los cacharros buscaban su espacio como los aldeanos del lugar buscaban un hueco para pedir un vino a Doña Mercedes. Y allí en la barra-mostrador se refugiaban del frio, comentaban los últimos chismes del lugar y se llevaban la docena de huevos y un par de calcetines de lana, todo en el mismo lote.

Nos acercamos allí a tomar unos vinos, unos lugareños tomaban sus txiquitos. Txema se acordó de repente del recado de su novia. habían venido con la intención de pasar el fin de semana y a ella se le había olvidado traer ropa interior. Creí en un principio que me estaba tomando el pelo. En un pispas me ví preguntándole a Mercedes si vendía bragas. ! Claro que tenía! ! Y de la mejor calidad! Ella trabajaba con buen género y mejor material. Sacó varios modelos, parecían hechos para grandes mujeronas vascas, de las de cortar troncos. Ese modelo nos quedaba grande. Mercedes nos habló del viajante que le surtía, venía de Santander de ciento en viento, pero que buen resultado daba su género. Le pedimos a Mercedes un tamaño más reducido. Cogimos varias. Seguimos tomando unos zuritos en agradable charla.
Txema al irnos dijo:
_ Mercedes, cóbreme la ronda y las bragas.

Los viejillos de al lado nos miraron sonriendo. Si es que en "el corte inglés de Karrantza" había de todo.